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Los jueces, nuevamente en el ojo de la tormenta

Como indica la sabiduría popular en la UFC  “si deseas evitar la controversia, nunca dejes el combate en manos de los jueces”. <?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />

Eso fue precisamente lo que no hicieron los protagonistas del evento principal de la velada del UFC 123. Parece ser que el estilo “alusivo” de Machida es difícil de juzgar para los jueces, ya que no es la primera vez que el brasileño está involucrado en este tipo de decisiones polémicas. <?xml:namespace prefix = o ns = "urn:schemas-microsoft-com:office:office" />
Luego del fallo del sábado pasado, comienzan a surgir ciertos interrogantes que sería bueno poder develar, tratando de interpretar por qué dos de los tres jueces de la pelea vieron a Quinton “Rampage” Jackson como ganador.
Estas interrogantes tienen que ver con los criterios que utilizan los jueces para evaluar cada uno de los rounds de una pelea.
De acuerdo con las reglas unificadas de las Artes Marciales Mixtas, los jueces, a la hora de completar sus tarjetas, deben juzgar la efectividad de los golpes, agarres, agresión y control del octágono desplegados por cada uno de los luchadores.
La palabra efectividad es clave a la hora de analizar el desempeño de un luchador. No sólo basta con haber arrojado muchos golpes, o haber sido agresivo. La efectividad hace referencia al uso eficaz de esas diferentes herramientas con la finalidad de acabar el combate.
La cara de sorpresa del norteamericano, cuando el presentador Bruce Buffer lo anunció como ganador de la contienda, es una de esas imágenes que valen más que mil palabras. Jackson se llevó el combate por decisión dividida. Los jueces Sal D´Amato y Jeff Blatnick lo vieron como ganador (29-28) mientras que Nelson Hamilton falló en su contra (28-29).
En los dos primeros rounds de la pelea, Jackson arremetió contra su rival con una única herramienta: su boxeo. Ambos se mostraron dubitativos a la hora de acortar distancias por lo que el combate se desarrolló en la larga o media distancia. Machida, con su movimiento constante, logró evadir la mayor parte de los golpes de su rival que no encontraban destino y utilizó sus patadas al cuerpo para intentar sorprender al norteamericano. Rampage, utilizó el clinch para controlar a su rival contra las rejas y logró un derribo que no supo aprovechar por medio de la utilización del golpe a ras de lona. Ambos rounds fueron parejos y ningún luchador logró sacar una ventaja contundente. A simple vista, Jackson apareció como el agresor y se mostró más dispuesto a intercambiar golpes, controlando el centro del octágono. Puede que esto haya sido lo que marcó una leve diferencia a su favor en los ojos de los jueces. El brasileño, por otro lado, es un luchador disciplinado que espera el momento preciso para contragolpear y sorprender a sus rivales fuera de guardia. Puede que su estilo, frío y calculador, le haya jugado una mala pasada frente a los ojos de los jueces, en este pasaje del combate. 
En el tercer round, las acciones fueron más movidas. Machida logró sorprender de contragolpe y conmovió a su rival que caería en la lona. Una vez allí, el brasileño privilegió el control por sobre la agresión, dejando escapar una oportunidad de oro.
El karateca intentó aplicar una llave de brazo sobre su rival pero casi termina siendo arrojado por los aires por Jackson. El round fue todo para el brasileño que se mostró agresivo y dispuesto a terminar con el combate. 
La subjetividad en la apreciación de los jueces sigue siendo un aspecto que preocupa y en el que deberán concentrarse los esfuerzos para adoptar criterios uniformes que den mayor previsibilidad a las decisiones. Por lo pronto, los luchadores deben procurar definir los combates antes del tiempo reglamentario y evitar este tipo de situaciones desafortunadas.